jueves, 19 de mayo de 2016

A quienes lloran la ausencia de un ser querido


Tratar de describir el vacío que dejan algunas personas cuando se van es imposible. Al principio, parece que la vida no puede seguir su curso ante tanto dolor. Y sin embargo sigue. Continúan las mismas necesidades, las misas rutinas, e incluso también llegan las alegrías, pero también hay que lidiar con un enorme hueco en el corazón.
Algunos días esas ausencias se sienten mucho más que otros y nos invade una enorme tristeza porque la persona que tanto amamos ya no está más. Es ahí, en ese momento, donde es necesario volver a mirar.
¿Será posible que el amor sea tan efímero que dure sólo mientras duran sanos los órganos? ¿Crees posible que todo lo almacenado en forma de experiencias y recuerdos se vaya para siempre y desaparezca de un momento a otro? ¿Consideras que tanta energía en forma de ideas, sentimientos y recuerdos se apagan como si lo hicieras con un interruptor eléctrico? Mira otra vez.
La muerte ni siquiera es capaz de llevarse un cuerpo físico. Lo transforma. Lo convierte en restos que al final se vuelven polvo. Entonces ¿cómo podrá llevarse del todo tanta energía producida por el amor, las experiencias, las carcajadas y los llantos? Yo creo que tampoco eso se lleva. Yo creo que también la muerte lo transforma y de alguna manera permanece. Sólo hace falta mirar detenidamente.
En muchas situaciones cotidianas, suceden cosas inexplicables. ¿Cuántas veces ante una crisis lograste mantener la calma con una ecuanimidad poco habitual en ti? ¿Podrías relacionarla con la paz que la mirada de un ser muy querido lograba transmitirte? La energía de la paz que te regalaba ahí sigue, existe. La mirada ya no está, pero su esencia continúa influyendo en ti y en tu vida. La energía de una mirada no muere, se transforma.
¿Has sentido reconfortantes caricias al corazón? Es la energía de tanto amor que hoy ha cambiado de forma y te llega y te llena de una manera distinta pero con la misma grandeza. La energía de una caricia no muere, se transforma.
Y en sentido contrario también lo creo. El amor que recibieron las personas que se van, también es energía. También les acompaña de un modo diferente en el viaje que han emprendido, con la diferencia de que, con toda seguridad, para ellos es mucho más evidente que para nosotros. Ellos logran ser más conscientes de lo que se llevan porque ahora nada les distrae de lo verdaderamente importante. Esa energía generada y recibida en vida los hace seres de luz.
No te deshagas pensando si supo cuánto le amaste, seguro lo sabe, porque ahora ese amor forma parte indivisible de su ser.
A ti que lloras la muerte de un ser querido te digo, no dejes de sentirle. Permite que te siga acompañando a cada paso. Encuéntrale en cada fortaleza de tu corazón, en cada recuerdo que te haga sonreír. No le atribuyas tus tristezas, que su ausencia te provoque una dulce melancolía. Hónrale recibiendo la energía que dejó para ti, que sigue generando para ti y multiplícala para que juntos dejen un legado enorme. Mira de cerca, mira y encuentra su presencia confortando tu corazón, forjando tu carácter. Pon atención y seguramente, alguna vez, le encuentres susurrándote pegadito a tu corazón que no hay nada que temer, que todo está y seguirá bien. Déjales saber que los sabes a tu lado, y que también estás y seguirás bien.

RosaMary Rodríguez Piana
Coach Certificado

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